jueves, 14 de junio de 2012

Texto de presentación del Comité de Resistencia Popular


           El capitalismo está sumido en la más profunda crisis que ha conocido jamás. La profundidad de la misma se pone de manifiesto en la incapacidad que tanto los políticos como los “expertos” económicos del sistema están demostrando a la hora de taponar las numerosas vías de agua que tienen abiertas. Sólo parece quedarles la huida hacia delante. Y eso están haciendo: no es que estén recortando derechos políticos, sociales o económicos, como gusta decir al reformismo, siempre partidario del lenguaje eufemístico, sino que se está procediendo, simple y llanamente, a su abolición completa.
Los tiempos del llamado estado de bienestar han finiquitado; y las tan ensalzadas libertades políticas han sido sólo un mito en este país desde hace más de 70 años (la llamada Transición democrática no fue más que una farsa diseñada y dirigida por el propio franquismo), aunque durante muchos años hicieran creer a amplios sectores que esto efectivamente era una Democracia.
Las máscaras están cayendo, a golpe de porra y planes de “austeridad”. El capitalismo se nos está mostrando en toda su crudeza. Y no hay marcha atrás a este proceso, por cuanto el sistema está luchando por su supervivencia y no hay medida o decisión que no sea capaz de tomar para no perecer. No hay que caer, por tanto, en posiciones nostálgicas respecto a ese idealizado por algunos estado de bienestar o el no menos idealizado estado de derecho que nunca existió; por el contrario, debemos ser conscientes de que la única salida a la situación que estamos viviendo es la de la transformación social, la superación de este sistema podrido, corrupto y explotador que es y que siempre ha sido el capitalismo.  
            Ésta es una idea fundamental por la que se habrá de guiar este comité: consideramos que hay que resistir y defender con uñas y dientes las conquistas alcanzadas en décadas de lucha obrera y popular; pero esto no es suficiente: se impone la necesidad de construir un nuevo tipo de sociedad, basada en auténticos principios de solidaridad, igualdad, justicia.
No es este último un objetivo que pueda alcanzarse en el corto plazo. Pero es la perspectiva con la que hay que trabajar, si no queremos acabar en la charca del reformismo y las posiciones posibilistas, que no conducen sino a cosechar una derrota tras otra.
            Entendemos que la primera tarea que se nos presenta a los sectores políticamente más conscientes es el de la organización del movimiento obrero y popular; una organización que debe contar con unas bases firmes y que debe estar regida por unos principios y objetivos claros.
Estamos asistiendo a manifestaciones multitudinarias, que son la más clara expresión del hartazgo y la voluntad de combatir de los trabajadores de este país. Pero aún no existe una auténtica cultura de lucha y movilización que se exprese de forma cotidiana y constante en barrios y pueblos, a pesar de que movimientos como el 15-M hayan intentado trabajar en esta línea, cosechando algunos éxitos, pero también no pocos fracasos. Por decirlo de alguna manera, el movimiento obrero y popular, aunque irrumpa de forma espectacular en ciertos momentos, carece aún de auténticos cimientos y peca de una cierta indefinición política desde el punto de vista estratégico, más allá de la, a nuestro entender, limitada consigna de “lucha contra los recortes” o del folkclore “indignado”.
Éste es el ámbito en el que nuestro comité quiere incidir. Consideramos que los barrios y pueblos del Estado deben contar con organismos que, de forma constante, y a través de las más variadas actividades, desde la convocatoria de asambleas para abordar determinadas problemáticas, a la realización de charlas, debates, actos culturales,  organización de protestas y otras acciones ejerzan una labor de dinamización a partir de la cual se genere esa cultura de lucha y movilización a la cual aludimos, creando conciencia y promoviendo la cohesión, la solidaridad, el apoyo mutuo y la unidad en torno a una serie de objetivos en el seno de cada barrio y pueblo y entre los diferentes barrios y pueblos. No defendemos en ningún caso criterios localistas, sino que consideramos que sin el fundamento, la fortaleza y la consistencia que da lo local, no puede desarrollarse ninguna lucha general.
En esta labor, además, no partimos de posiciones “ciudadanistas” o supraclasistas. Partimos de la base de que vivimos en una sociedad dividida en clases. Nosotros, evidentemente, tomamos parte por los sectores explotados y oprimidos y, particularmente, por la clase obrera (desempleada o en activo, nativa o extranjera). Consideramos que es a través de  la lucha de clases, a través de su desarrollo (y no a través de la concertación y la paz social), como los problemas a que nos enfrentamos encontrarán solución, en la medida en que el poder de una clase, el poder de los grandes empresarios, banqueros y oligarcas sea algún día arrojado al basurero de la historia. 
Por otra parte, queremos también dejar claro que no es nuestra intención competir con ninguna de las organizaciones, colectivos y movimientos ya existentes. Antes bien, nuestra voluntad es la de colaborar con todos aquéllos con los que podamos llegar a acuerdos en cualquier cuestión, aunque tal colaboración debe darse sobre una base de principios. No defendemos la unidad por la unidad. Respecto a aquellos sectores que consideremos que realizan una labor política nociva seremos totalmente beligerantes.
Pretendemos que este comité sea lo más inclusivo posible, pero no en el sentido en que otros movimientos malentienden este concepto. Creemos en una inclusividad revolucionaria y combativa, que tenga por fundamento elementos como el anticapitalismo, el antifascismo, el antisexismo, el internacionalismo o el rechazo al vigente régimen monarco-fascista y a su aparato institucional y de partidos, cuya función no es sino asegurar las mejores condiciones para la dominación capitalista. Quienes pretendan acercarse a este comité con la intención de defender los intereses de partidos u organizaciones electoralistas o institucionales, cualesquiera sean sus siglas, se encontrarán con las puertas cerradas, así como aquéllos que pretendan sabotearlo de un modo u otro.
Este comité, como su propio nombre indica, pretende ser un organismo popular, con todo lo que ello conlleva: popular, porque creemos que la lucha está en la calle y no en los parlamentos o poltronas; popular, porque parte de un criterio de organización asamblearia y horizontal; popular también porque queremos ser expresión de las luchas, no sólo de los obreros, sino, asimismo, del conjunto de los sectores populares (trabajadores autónomos, estudiantes...); popular, por último, porque llamamos a que se incorporen a él todos aquellos que compartan las bases mínimas por las que nos regimos, independientemente de cuáles sean sus planteamientos ideológicos o en qué organización se milite, siempre, claro, que no sean organizaciones como las ya señaladas y que defiendan intereses espurios. El propio proceso de constitución del comité ya se ha dado con este criterio amplio, por cuanto que quienes lo hemos promovido venimos de diferentes corrientes políticas e ideológicas.
Por último, hacemos un llamamiento a que allí donde existan condiciones se creen comités u organismos similares, con los que estaríamos dispuestos a colaborar y trabajar de la forma más estrecha.

¡¡ SI TÚ NO DEFIENDES TUS DERECHOS, NADIE LO HARÁ POR TI !!
¡¡ EL PRESENTE ES DE LUCHA !!
¡¡ EL FUTURO ES NUESTRO !!

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